Día 1 - Oración de confesión y arrepentimiento
March 20, 2023 .Día y noche tu mano de disciplina pesaba sobre mí; mi fuerza se evaporó como agua al calor del verano. Finalmente te confesé todos mis pecados y ya no intenté ocultar mi culpa. Me dije: «Le confesaré mis rebeliones al Señor», ¡y tú me perdonaste! Toda mi culpa desapareció (Salmos 32:1-5, NTV).
Hola, familia Saddleback. Bienvenidos a "21 Días orando por un avance". Durante las próximas tres semanas, vamos a orar por los avances en tres áreas de nuestras vidas. En nuestra primera semana oraremos por los avances personales: ¿en qué área de nuestra vida necesitamos que Dios nos ayude a avanzar? Puede tratarse de un hábito o de sanar un área, de un punto de claridad o de provisión, pero también de algo en tu vida personal en donde necesites avanzar. En nuestra segunda semana estaremos orando por una relación en la que necesitemos que Dios nos ayude a avanzar. Puede ser con nuestra pareja, hijos o incluso nuestros padres. Puede tratarse de una relación con un amigo, un vecino o un compañero de trabajo. En la tercera semana oraremos por lo que llamamos un avance misional: ¿hay alguna persona en tu vida que no conozca a Jesucristo a quien puedas invitar a los servicios de Pascua de la iglesia Saddleback?
Este es nuestro enfoque para las próximas tres semanas: avances personales, relacionales y misionales. Cada día, te enviaremos un correo electrónico con un breve devocional de 2 o 3 minutos escrito por uno de los pastores de Saddleback con el fin de guiar tu oración durante ese día. Puedes leer el devocional en el correo electrónico o hacer clic en el enlace para verlo en video.
Le pido a Dios que tengas un encuentro con el Espíritu Santo a través de nuestros momentos juntos. Antes de empezar, tómate un momento para invitar al Espíritu Santo a que te hable. Comencemos con una sencilla oración: Habla, Señor, que tu siervo escucha.
Si reflexionamos en las palabras del Salmo 32, probablemente nos sintamos identificados con la figura bíblica de David. La culpa pesa sobre el corazón humano. Recuerdo que en cuarto grado me sorprendieron copiando en un examen de ciencias. Pensé imprudentemente que sería buena idea escribirme las respuestas en la mano con un rotulador permanente antes del examen. Después del examen fui al baño e intenté lavarme la mano para borrar las respuestas, pero no lo logré. Las pruebas de mi culpabilidad seguían ahí.
Cuando mi compañero de clase, Roby, me acusó ante la maestra Butler, me enviaron al pasillo fuera del aula. No recuerdo las palabras exactas que me dijo, pero sí recuerdo la vergüenza y la culpa que sentí en ese momento. Sentí un gran peso en mi corazón. Me sentía un fracasado, un tramposo y un mentiroso. ¿Te has sentido así alguna vez? Tal vez sientas vergüenza en este momento.
Pero aquí hay buenas noticias: ¡Dios nos da una salida! La confesión es el primer paso para liberarnos de la culpa y la vergüenza. Al confesar mi pecado, reconozco mi maldad y asumo toda la responsabilidad de mis decisiones. Es bueno saber que cuando llevamos nuestro pecado a Dios en confesión, recibimos su misericordia y su gracia. La confesión conduce al gozo, a la paz y a la renovación del corazón.
Jesús murió en una cruz por tus pecados y los míos. Él pagó el precio para que pudiéramos vivir con perdón y en libertad. La libertad comienza con la disposición a sincerarnos y a llegar al fondo de nuestros problemas. Creo que cuanto más comprendamos la gracia de Dios, más probable será que confesemos nuestros pecados y pidamos la ayuda de Dios.
Antes de terminar hoy, ¿me acompañas a un momento de confesión? Pidamos al Espíritu Santo que traiga a nuestra memoria cualquier pecado de nuestra vida que aún no hayamos confesado. Hay dos tipos de confesión: está la oración inicial de confesión en la que reconocemos nuestra necesidad de un Salvador. Esta es la confesión que conduce a la salvación. Pero hay otra forma de confesión: la tarea continua y cotidiana de pedir la ayuda de Dios para limpiar nuestras vidas. Es la confesión que lleva a la transformación.
Conforme el Espíritu Santo nos vaya recordando nuestros pecados, digámosle que nos arrepentimos. Luego, tomémonos un momento para agradecerle por su perdón, y pidamos ayuda para cambiar en el futuro. También podemos pedirle que nos muestre las acciones concretas que desee que realicemos hoy en respuesta a nuestra confesión. Puede que nos anime a compartirlo con un amigo o con el líder de nuestro grupo pequeño. Puede que nos impulse a decirle a alguien que estamos arrepentidos. Puede que solo quiera animarnos a recibir su amor en este momento. Hagamos un espacio ahora mismo para que Dios nos hable y Él lo hará.
Estoy orgulloso de ti por recorrer hoy este camino de confesión. Probablemente haya sido duro, pero vale la pena. El dolor de la confesión vale la pena por el avance que se producirá. Te quiero y oro por ti.