Día 3 - Pidamos a Dios que alinee nuestra voluntad con la suya

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo (Mateo 6:9b-10, NVI).

En la oración del Señor, Jesús nos enseñó a alinear nuestra voluntad con la de Dios, no al revés. Así que pidamos a Dios que nos revele su voluntad para nuestra vida. Solo encontraremos fruto real y una realización verdadera cuando nos alineemos con la voluntad de Dios. Podemos tratar de construir nuestra vida sin consultar a Dios; sin embargo, aunque encontremos satisfacción temporal, siempre nos quedaremos con ganas de más. Hacer planes fuera de la voluntad de Dios nunca nos llevará muy lejos. Puede que logremos algunos éxitos efímeros, pero a la larga nos sentiremos vacíos y estresados.

Vivir la vida alineados con la voluntad de Dios nos proporciona una mayor sensación de bienestar. Saber que estamos logrando las cosas que Dios desea para nosotros, nos dará una satisfacción que no encontraremos en ningún otro lugar. Eso no significa que hacer la voluntad de Dios no nos llevará por un camino difícil. No obstante, podemos confiar en que Él irá delante de nosotros.

En el Antiguo Testamento, cuando Josué alineó su voluntad con la voluntad de Dios, el sol se detuvo. Cuando David alineó su voluntad con la voluntad de Dios, Goliat cayó. Cuando Elías alineó su voluntad con la voluntad de Dios, cayó fuego del cielo. Y cuando Daniel alineó su voluntad con la voluntad de Dios, las bocas de los leones se cerraron.

¿Quieres ver milagros en tu vida? Entonces comienza el día alineando tu voluntad con la voluntad de Dios. Al orar hoy por un avance personal, oremos como Jesús nos enseñó a orar: Venga tu reino, hágase tu voluntad en mi porción de tierra como en el cielo.